Un recorrido por la obra de Clara Peeters

El madrileño Museo del Prado trae a la ciudad el arte de Clara Peeters, con una exposición que se podrá ver desde el 25 de octubre hasta el 19 de febrero en una sala que el prestigioso museo ha dedicado a la pintora flamenca.

Nacida en Amberes, en 1594, fue una de las pocas mujeres que se dedicaron a la pintura en el siglo XVII. Las limitaciones que sufría por ser mujer en una época en la que pocas podían desarrollar una actividad profesional, y dónde su papel en el mundo del arte era visto como una excepción, se ven reflejadas en su obra. Pintó bodegones y naturalezas muertas, un género en auge en la época.

El Prado ha recogido 15 obras en total, de las apenas 40 que se conocen de ella.

La exposición comienza con bodegones de quesos y otros productos de consumo de la época. En Bodegón con quesos, almendras y panecillos vemos la primera de las representaciones que hace la artista de sí misma: en la tapa de la jarra que aparece en el cuadro hay un autorretrato de la pintora. Con él pretendía buscar reconocimiento como artista, algo que las mujeres tenían especialmente difícil en el siglo XVII, esta “llamada de atención» se repetirá a lo largo de su obra. También hay un cuchillo,-en el que siempre aparece inscrito su nombre y apellido-  elemento protagonista de la mayoría de sus bodegones.

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Wikimedia Commons/Bodegón con quesos, almendras y pretzels

Más adelante comienzan a aparecer animales en sus pinturas. Predominan los halcones y las aves rapaces, una vez más, en su intento de plasmar las costumbres de la época. Durante la Edad Media en Europa se popularizó el arte de la “cetrería”, una actividad de caza de aves rapaces por parte de aves de presa adiestradas (los halcones en este caso).

Empiezan ahora a ocupar el lugar de estos animales banquetes excepcionales, probablemente los cuadros en los que mejor se aprecia el realismo de la artista. Vasijas de porcelana, utensilios de lujo y alimentos como uvas, pasteles, todo tipo de frutas… reflejan la habilidad de Peeters con el pincel.  Pintaba este tipo de objetos y elementos para representar los banquetes de comienzos de la Edad Moderna, donde la comida jugaba un papel fundamental. En Bodegón con dulces, granada, copa dorada y porcelana, el dulce en forma de P que aparece a la derecha del cuadro probablemente aluda al apellido de la artista.

Son frecuentes los autorretratos de la artista en el reflejo de elementos como copas y jarras, empleados por la pintora para autoafirmarse en una profesión dominada por hombres. Como vemos en Bodegón con flores, copas doradas, monedas y conchas, donde aparece al menos seis veces reflejada en la copa de la derecha. Además de para conseguir esa visibilidad de su obra, también perseguía enfatizar el ilusionismo de la misma: cuando observamos sus cuadros tenemos la sensación de verla a ella mientras pinta.

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Wikipedia/Bodegón con flores, copas doradas, monedas y conchas

Llegamos al que probablemente es el cuadro más reconocido de la artista: Bodegón con frutas y flores. Dicha obra reúne la mayoría de los objetos presentes en el resto de obras de la artista: el cuchillo de plata, la copa de pie alto, la jarra de peltre o la cesta de mimbre. Otros elementos que aparecen en varios cuadros son insectos, como la mosca que se posa en el jarrón. Los empleaba para acentuar aún más el ilusionismo de la escena; consigue crear un efecto tan realista que es fácil confundir alguno de sus cuadros con una fotografía. Este realismo imperante en sus obras es lo que la sitúa en la vanguardia del arte europeo.

Empieza a introducir también alcachofas en muchas de sus pinturas. Eran raras hasta la segunda mitad del siglo XVI, y consideradas entonces como un afrodisíaco.

Llegando al final de la exposición nos encontramos con Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y gambas, considerado como el primer bodegón de pescados que se conoce. En la zona era muy común el consumo de pescados, tanto de mar como de río -plasmados ambos en este y otros cuadros-, además los preceptos religiosos establecían ayunos de carne, en ocasiones incluso tres días a la semana. El hecho de que fuera la primera artista en utilizar pescados en sus bodegones demuestra una vez más el carácter innovador de Peeters.

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Wikimedia Commons/Bodegón con pescado, velas, alcachofas y gambas

Termina el recorrido por la sala dedicada a Clara Peeters con un cuadro de Rubens y Brueghel, La Vista, colaboración entre los dos artistas en la que se podían apreciar elementos del realismo imperante en la época, aunque alejado del tratamiento más real que proponía Peeters.

Raquel Sosa

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